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Retención de líquidos: Todo lo que debes saber.

Descubre qué es la Retención de Líquidos, sus causas, síntomas y tratamientos efectivos. Aprende cómo la nutrición clínica ayuda a prevenirla.

Retención de líquidos: Todo lo que debes saber.

¿Qué es la retención de líquidos y como se produce?

La retención de líquidos no es simplemente “beber mucha agua” como muchos creen erróneamente.
Se trata de un desequilibrio completo en el sistema de regulación hídrica celular que provoca que el agua se acumule en el espacio donde no debería estar.

Acumulación extracelular vs intracelular

Entre las células en el espacio extracelular, en lugar de dentro de ellas donde realmente se necesita para el funcionamiento celular óptimo.

Ejemplo práctico: el cuerpo como una ciudad

Imagina tu cuerpo como una ciudad perfectamente diseñada con un sistema de distribución de agua.

En condiciones normales, el agua circula eficientemente entre las “casas” que son tus células, los “depósitos municipales” que representan los espacios extracelulares mantienen reservas justas y necesarias, y el “sistema de alcantarillado” que es tu sistema linfático evacúa los excesos de manera constante.

Cuando aparece la retención de líquidos, es como si las tuberías principales se obstruyeran y el agua comenzara a acumularse en las calles en lugar de llegar a las casas que verdaderamente la necesitan para funcionar. 

Cuando aparece la retención de líquidos.

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Retención de líquidos, causas y tratamientos

Es como si las tuberías principales se obstruyeran y el agua comenzara a acumularse en las calles en lugar de llegar a las casas que verdaderamente la necesitan para funcionar.

Este desequilibrio no ocurre por casualidad, sino que es el resultado de una cascada de eventos bioquímicos que comienzan a nivel celular.

Inflamación y estrés oxidativo

Las células de tu cuerpo están rodeadas por membranas que actúan como filtros selectivos, permitiendo el paso de agua, nutrientes y desechos de manera controlada.

Cuando estas membranas pierden su capacidad de regulación debido a la inflamación o al estrés oxidativo, el agua no puede entrar y salir de las células de manera eficiente, acumulándose en los espacios extracelulares y causando esa sensación de hinchazón y pesadez que tanto molesta.

La diferencia entre una persona que retiene líquidos y otra que no, radica fundamentalmente en la capacidad de sus células para mantener el equilibrio entre el agua intracelular y extracelular.

Este equilibrio depende de múltiples factores que van desde el estado hormonal hasta el grado de inflamación sistémica, pasando por la integridad de las membranas celulares y la eficiencia del sistema linfático para drenar los excesos.

La Verdadera Causa: La Inflamación como Mecanismo de Defensa

Retención de líquidos e inflamación: el mecanismo de defensa del cuerpo

La retención de líquidos es fundamentalmente una respuesta inflamatoria del organismo, un mecanismo de defensa natural que se activa cuando el cuerpo percibe una amenaza interna.

Esta respuesta no es aleatoria ni caprichosa, sino que tiene una lógica biológica profunda que se ha desarrollado a lo largo de millones de años de evolución para protegernos de situaciones de peligro.

Cuando tu organismo detecta factores que considera potencialmente dañinos, ya sean toxinas ambientales, alimentos procesados, estrés crónico o patógenos, activa inmediatamente una cascada inflamatoria controlada por mediadores químicos llamados citoquinas.

Estas moléculas señalizadoras instruyen a los vasos sanguíneos para que se dilaten y aumenten su permeabilidad, permitiendo que más líquido escape hacia los tejidos circundantes.

Esta respuesta tiene como objetivo diluir las sustancias potencialmente tóxicas y facilitar la llegada de células inmunitarias al área afectada.

Para entender este mecanismo de manera sencilla, piensa en ejemplos cotidianos que todos hemos experimentado.

Respuesta inflamatoria aguda (chichón, esguince, etc.)

Cuando un niño se cae jugando y se golpea la cabeza, inmediatamente aparece un “chichón” hinchado en la zona del impacto.

Esa hinchazón no es casualidad ni algo negativo, sino precisamente este mismo mecanismo de defensa actuando de manera perfecta:

El cuerpo envía líquido extra a la zona dañada para diluir las sustancias liberadas por el trauma y facilitar que lleguen las células reparadoras.

De la misma manera, cuando te tuerces un tobillo, la hinchazón que aparece en las siguientes horas es exactamente la misma respuesta inflamatoria trabajando para proteger y reparar los tejidos lesionados.

En estos casos, la inflamación cumple su función, repara el daño en unos días, y la hinchazón desaparece naturalmente una vez completado el proceso de curación.

Retención de líquidos e Inflamación

El problema surge cuando esta respuesta inflamatoria, que debería ser temporal y localizada, se vuelve crónica y sistémica. En lugar de resolver el problema original, la inflamación persistente comienza a dañar los propios tejidos que pretende proteger.

Los vasos sanguíneos mantienen una permeabilidad aumentada de manera constante, permitiendo que el líquido se escape continuamente hacia los espacios extracelulares.

Simultáneamente, el sistema linfático, encargado de drenar estos excesos, se ve sobrepasado y comienza a funcionar de manera ineficiente.

Inflamación crónica y sus consecuencias

A nivel molecular, la inflamación crónica genera una producción excesiva de radicales libres, moléculas altamente reactivas que dañan las membranas celulares y alteran su capacidad de regular el paso de agua y electrolitos.

Este daño oxidativo crea un círculo vicioso donde la inflamación genera más radicales libres, que a su vez causan más inflamación, perpetuando el estado de retención de líquidos y empeorando progresivamente los síntomas.

Retención de Líquidos en Sobrepeso y Obesidad: El Círculo Vicioso

Retención de líquidos en sobrepeso y obesidad

Una de las situaciones más frustrantes que experimentan las personas con sobrepeso u obesidad es la retención de líquidos persistente que hace que los números en la báscula no reflejen sus esfuerzos reales por perder peso.

Esta retención no es casualidad ni falta de fuerza de voluntad, sino el resultado de un mecanismo biológico específico que se activa cuando el cuerpo está sometido a un estado de estrés oxidativo crónico debido a un estilo de vida tóxico.

Estrés oxidativo, toxinas y retención de líquidos

Cuando una persona mantiene durante años un patrón alimentario basado en alimentos ultraprocesados, azúcares refinados, grasas trans y déficits nutricionales significativos, su organismo entra en un estado constante de oxidación celular.

Este estado oxidativo crónico es interpretado por el sistema inmunitario como una amenaza persistente, similar a una infección de bajo grado que nunca se resuelve completamente.

Como respuesta de protección, el cuerpo activa mecanismos de defensa que incluyen la retención de líquidos como estrategia para diluir las toxinas circulantes y mantener un ambiente interno menos concentrado en sustancias potencialmente dañinas.

El papel del tejido adiposo en la inflamación

El problema se agrava porque el tejido adiposo, especialmente la grasa visceral acumulada en el abdomen, no es simplemente un depósito inerte de energía, sino un órgano endocrino activo que produce citoquinas pro inflamatorias como la interleucina-6, el factor de necrosis tumoral alfa y la resistina.

Estas moléculas mantienen un estado inflamatorio sistémico que perpetúa la retención de líquidos y, paradójicamente, dificulta aún más la pérdida de peso.

Es como si el cuerpo estuviera atrapado en un círculo vicioso donde la grasa produce inflamación, la inflamación causa retención de líquidos, y la retención de líquidos hace más difícil perder la grasa original.

Además, las deficiencias nutricionales comunes en personas con sobrepeso, especialmente de magnesio, potasio, vitaminas del complejo B y omega-3, comprometen la capacidad del organismo para mantener el equilibrio redox celular.

Sin estos nutrientes esenciales, los sistemas antioxidantes endógenos no pueden funcionar eficientemente, permitiendo que el estrés oxidativo se perpetúe y mantenga activa la respuesta inflamatoria.

Esta situación explica por qué muchas personas encuentran que al simplemente cambiar su alimentación hacia un patrón antiinflamatorio, pueden perder varios kilos en las primeras semanas, peso que corresponde principalmente a la eliminación del exceso de líquidos retenidos una vez que se reduce la carga oxidativa e inflamatoria.

El Desequilibrio Redox: La Raíz del Problema

El desequilibrio redox: la raíz del problema

Para entender completamente por qué se produce la retención de líquidos, debemos profundizar en el concepto de equilibrio redox celular.

¿Qué es el equilibrio Redox Celular?

Es un término que describe el balance delicado entre los procesos oxidativos y reductores que ocurren constantemente en nuestras células.

Este equilibrio es fundamental para mantener la integridad de las membranas celulares y, por tanto, la capacidad de regular correctamente el flujo de agua entre el interior y exterior de las células.

El estado redox de una célula se puede comparar con el equilibrio de una balanza muy sensible.

En un lado tenemos los procesos oxidativos, que incluyen la producción de radicales libres como subproductos normales del metabolismo energético, especialmente en las mitocondrias, donde se produce la energía celular.

Estos radicales libres, aunque son necesarios en pequeñas cantidades para funciones como la señalización celular y la defensa contra patógenos, pueden volverse destructivos cuando se producen en exceso.

Radicales libres vs. sistemas antioxidantes

En el otro lado de la balanza tenemos los sistemas antioxidantes, que incluyen tanto antioxidantes endógenos producidos por nuestro propio cuerpo, como el glutatión, la catalasa y la superóxido dismutasa, como antioxidantes exógenos que obtenemos de los alimentos, como las vitaminas C y E, los polifenoles y los carotenoides.

Cuando esta balanza se inclina hacia el lado oxidativo, las células entran en un estado conocido como estrés oxidativo, que compromete gravemente su capacidad de funcionar correctamente.

El estrés oxidativo afecta directamente a las membranas celulares, que están compuestas principalmente por fosfolípidos, moléculas que contienen ácidos grasos susceptibles de oxidación.

Daño oxidativo en membranas celulares

Cuando los radicales libres atacan estos ácidos grasos, las membranas pierden su fluidez y selectividad, volviéndose más rígidas y menos capaces de regular el paso de sustancias.

Esta alteración en la permeabilidad de membrana es uno de los factores clave que explica por qué el agua no puede distribuirse correctamente entre el espacio intracelular y extracelular, acumulándose donde no debe y causando la retención de líquidos.

¿Cómo Funciona Biológicamente la Retención de Líquidos?

¿Cómo funciona biológicamente la Retención de Líquidos? 

La retención de líquidos es el resultado de una compleja interacción entre múltiples sistemas corporales que, en condiciones normales, trabajan en perfecta sincronía para mantener el equilibrio hídrico. Para comprender este proceso, necesitamos analizar cómo funciona cada uno de estos sistemas y qué sucede cuando fallan.

Sistema Cardiovascular

El sistema cardiovascular actúa como el motor principal de distribución de líquidos en el cuerpo.

El corazón bombea sangre a través de arterias que se van ramificando en vasos cada vez más pequeños hasta llegar a los capilares, donde ocurre el intercambio real de nutrientes, oxígeno y desechos entre la sangre y los tejidos.

Este intercambio está regulado por un equilibrio delicado entre la presión hidrostática, que empuja el líquido hacia fuera de los capilares, y la presión oncótica, ejercida  principalmente por las proteínas plasmáticas como la albúmina, que tiende a retener el líquido dentro del sistema vascular.

Cuando la inflamación crónica altera este equilibrio, los capilares se vuelven más permeables de lo normal, permitiendo que no solo escape líquido, sino también proteínas hacia los espacios extracelulares.

Esta fuga de proteínas aumenta la presión oncótica en los tejidos, creando una fuerza que atrae y retiene aún más líquido fuera del sistema vascular.

Es como si las tuberías de la ciudad desarrollaran pequeñas grietas que permitieran escapar no solo agua, sino también componentes importantes del sistema, empeorando progresivamente el problema.

Sistema linfático

El sistema linfático, a menudo llamado el “sistema de drenaje” del cuerpo, juega un papel crucial en la resolución de la retención de líquidos. Los vasos linfáticos recogen el exceso de líquido y proteínas de los espacios extracelulares y los devuelven al sistema circulatorio a través del conducto torácico.

Sin embargo, a diferencia del sistema cardiovascular que tiene al corazón como bomba central, el sistema linfático depende principalmente de la contracción muscular y los movimientos corporales para impulsar la linfa hacia adelante.

Cuando llevamos una vida sedentaria o cuando la inflamación crónica daña los vasos linfáticos, este sistema de drenaje se vuelve ineficiente, contribuyendo significativamente a la acumulación de líquidos en los tejidos.

El Papel Crucial de las Hormonas en la Retención

El Papel Crucial de las Hormonas en la Retención

Las hormonas actúan como mensajeros químicos que regulan prácticamente todos los aspectos del equilibrio hídrico corporal, desde la cantidad de agua que retienen los riñones hasta la permeabilidad de los vasos sanguíneos.

Cuando el sistema hormonal se desequilibra, las consecuencias sobre la distribución de líquidos pueden ser dramáticas y persistentes.


La aldosterona, una hormona producida por las glándulas suprarrenales, es quizás la más directamente involucrada en la retención de líquidos.

Esta hormona regula la reabsorción de sodio y la excreción de potasio en los riñones, y cuando se produce en exceso, provoca una retención masiva de sodio y, consecuentemente, de agua.

El estrés crónico, la inflamación sistémica y ciertos desequilibrios nutricionales pueden estimular la producción excesiva de aldosterona, creando un estado de retención que persiste mientras se mantenga el estímulo original.

El cortisol, conocido como la hormona del estrés, también desempeña un papel fundamental en la retención de líquidos, aunque su mecanismo de acción es más complejo y multifacético.

Niveles elevados de cortisol, típicos en personas sometidas a estrés crónico, promueven la inflamación sistémica, al tiempo que alteran el metabolismo de otras hormonas importantes para el equilibrio hídrico.

Además, el cortisol puede tener efectos similares a la aldosterona cuando se encuentra en concentraciones muy altas, promoviendo directamente la retención de sodio y agua en los riñones.

La insulina, aunque principalmente conocida por su papel en el metabolismo de la glucosa, también influye significativamente en el equilibrio de líquidos.

La resistencia a la insulina, una condición cada vez más común en nuestra sociedad, no solo afecta la capacidad del cuerpo para manejar los azúcares, sino que también altera la función renal y promueve la retención de sodio.

Las personas con resistencia a la insulina a menudo experimentan retención de líquidos como uno de los primeros síntomas, mucho antes de desarrollar diabetes tipo 2.

¿Por Qué Fallan los Tratamientos Convencionales?

¿Por Qué Fallan los Tratamientos Convencionales?

Los enfoques tradicionales para tratar la retención de líquidos suelen centrarse en los síntomas más que en las causas subyacentes, lo que explica por qué muchas personas experimentan solo alivio temporal o, peor aún, efectos secundarios que empeoran su situación a largo plazo.

La prescripción de diuréticos, por ejemplo, puede proporcionar un alivio inmediato al forzar la eliminación de líquidos a través de los riñones, pero no aborda las causas fundamentales que provocan la retención en primer lugar.

Los diuréticos funcionan bloqueando la reabsorción de sodio en diferentes partes del riñón, lo que obliga al cuerpo a eliminar más agua junto con el sodio. Sin embargo, este enfoque tiene varios problemas importantes.

  • Primero, la pérdida forzada de líquidos puede llevar a la deshidratación y al desequilibrio electrolítico, especialmente de potasio y magnesio, minerales esenciales para la función cardiovascular y muscular.
  • Segundo, cuando se suspende el diurético, el cuerpo tiende a “rebotar” y retener aún más líquidos que antes, en un intento de compensar la pérdida forzada.

La restricción extrema de sal, otra medida comúnmente recomendada, también puede ser contraproducente cuando se lleva al extremo. Aunque es cierto que el exceso de sodio puede promover la retención de líquidos, el sodio es un electrolito esencial para múltiples funciones corporales, incluyendo la transmisión nerviosa y la contracción muscular.

Una restricción demasiado severa puede paradójicamente activar sistemas hormonales que promueven la retención de líquidos, como el sistema renina -angiotensina - aldosterona, como respuesta compensatoria del cuerpo para preservar el sodio que considera escaso.

Además, muchos tratamientos convencionales ignoran completamente el papel fundamental de la inflamación y el estrés oxidativo en la génesis de la retención de líquidos.

Sin abordar estos factores subyacentes, cualquier mejora obtenida será temporal y requerirá intervenciones cada vez más agresivas para mantener los mismos resultados, creando un ciclo de dependencia médica que no resuelve el problema de fondo.

Conclusión y próxima entrega

Si has leído hasta aquí, enhorabuena, habrás aprendido una gran lección sobre la retención de líquidos, pero no hemos terminado aquí, ya que hay una segunda parte que publicaremos en los próximos días. 

Hasta pronto.

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